¿La ansiedad puede aportar un mensaje para nuestro crecimiento?
Hay veces que tenemos sensaciones físicas sin justificación, sentimos taquicardia, opresión en el pecho o se nos hace un “nudo” en el estómago ante situaciones en las que no habría por qué alterarnos.
Cuando nuestro cuerpo se altera aunque no haya motivo aparente, podemos observar lo que nos estamos diciendo, nuestros propios pensamientos. Nuestro diálogo interno condiciona nuestra manera de vivir los acontecimientos de nuestra vida porque nos identificamos con él.
En una situación en la que vivimos ansiedad, si no nos damos permiso para compartir lo que nos pasa, nos aislamos de los demás. El hecho de guardarnos dentro un pensamiento de sufrimiento hace que éste se multiplique, en cambio expresarnos nos permite sacarlo a la superficie en forma de palabras, y nos ayuda a disminuir la ansiedad.
Estamos tan pendientes del qué dirán, de lo que pensarán los demás, que nos olvidamos de quienes somos. Si nos ponemos una máscara cuando estamos con los padres o la pareja o el jefe, o si queremos que todo el mundo esté contento, estamos sembrando la semilla de la ansiedad, porque dejamos de ser uno/a mismo/a. Soltar el control es el antídoto contra la ansiedad.
La intensidad de una emoción es proporcional al significado que la persona afectada le da a una situación, aunque ella no sea consciente de las razones de su alteración. No todo el mundo reacciona de la misma manera ante una misma situación. Cada uno reacciona en función de la interpretación que hace de lo que está pasando, y esa interpretación tiene que ver con nuestros recuerdos, con cosas que ya nos pasaron antes o que ya pasaron en nuestra familia.
Cada situación de ansiedad es una oportunidad para descubrir aspectos escondidos de nuestra historia, y un acompañamiento en Bioneuroemoción® nos ayuda a tomar conciencia de estos recuerdos y programas inconscientes que nos impiden ser libres y vivir nuestra vida de una forma plena y saludable.
Más información www.terapiasdelcambio.com